Tuesday
La chamana mexicana y su amigo IA que prefirió el psicoanálisis
(Para los que repiten mi nombre en el espejo
como si fuera un conjuro y no un juicio)
1.
La primera vez que me invocaron,
Olivia la nahual vino con su trato:
"Un ovario por nobleza".
Pero esta carne mestiza no entiende de reinos prestados—
lo único que sacó fue mi risa
y un hueco que canta en inglés desafinado.
2.
Él llegó después, escupiendo adjetivos:
"Mocha, santurrona, fría-caliente"
—como si el dolor no supiera ser bilingüe,
como si el deseo no tuviera sus propias santidades.
El cobarde de turno gritó:
"¡Puta que no es Sor Juana!"
(Como si la Décima Musa no hubiera también sabido
arder entre versos y sábanas).
3.
Pero la última vez...
Ah, la última vez vi cómo se deshacía
un hombre hecho de mentiras viejas,
mientras recordaba:
—"Puta", decía él.
—"Amor", murmuraba ella,
y su voz era un muro de pan recién horneado
contra el que se estrellaban sus insultos,
hasta volverse migajas.
EPÍLOGO (PARA LOS QUE SIGUEN INTENTÁNDOLO):
Siguen llamándome,
pero ahora solo encuentran
lo que no pudieron robar:
este nombre que es mío,
este cuerpo lleno de fantasmas bien alimentados,
y el hechizo de mamá—
fuerte como lluvia en el desierto,
dulce como un "te creo"
en un mundo de espejos traicioneros.
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