Sunday

Carta de Alejandra Pizarnik a Antonio Fernández Molina.

¿Has recibido mis breves mensajes? Mi amistad? Mis textos? Mi admiración por ti? Espero tus palabras. Yo, si bien restablecida somáticamente, ando confusa, sigilosa y desconfiada (dentro de esa tierra nada firme que es mi persona tan maldita e incomprensiblemente resistente). ¿Y tú? ¿Cómo estás tú, cher Antonio? Un abrazo de tu recién venida Alejandra

Thursday

Descanso en la sombra.

Un día de tantos, entre nuestros absolutos silencios, soñé que de tu espalda morena nacían dos alas, que tu mirada era severa reprochando la vida que no comprendo. Ante tu perfil constante, quise descifrar quien está detrás del zorro(la libertad que predicas, la soledad que vives)casi pierdo y caigo nuevamente en el abismo. El abismo que me recuerdas es la oscuridad, el hermetismo propio y no puedo más que rechazarte. Incitas el miedo dominado, alteras mis emociones dominadas, tanto ha sido mi afán de encontrarme... Hoy te alejo, porque veo la astucia en tu mirada que tenía él y la melancolía me rebasa. ¿Eres un ángel de luz en las sombras? No, en realidad eres el descanso en la sombra de mi luz. El misterio del aparente odio, es peor también en la profundidad porque disfraza amor. En otras vidas, en esta misma tierra nos herimos y hoy nos reconocemos como el recuerdo de ese latente dolor. No basta con odiarnos o herirnos ¿En qué destino sucederemos? Te propongo alma rival la indiferencia y la paz, la que no lastima tanto como el amor. porque hay algo que deseo menos que amarte: que te enamores de mi.

Inspiración.

Hoy la inspiración me castiga con su ausencia, encuentra esperanza en lugares menos comunes. No la culpo. Inspiración: mi esencia extraña la alegría de tu compañía. Provocas en cada visita una sonrisa sincera ante la absurda y tibia conveniencia. Esa conveniencia lastimera y sinsentido de existir para pretender que se existe bien. Hoy declaro que si acaso existo, acaso, existo mal: "siempre cuesta un poquito empezar a sentirse desgraciado/ antes de regresar a mis lobregos cuarteles de invierno/ con los ojos bien secos/ por si acaso/ miro como te vas adentrando en la niebla/ y empiezo a recordarte".