Friday

Bitch

No he perdido tu nombre,
sólo he ganado soledad
.

Me asfixio sin asfixiarme,
el sentimiento muere
porque es un hábito.


Contaban de una mujer encantada
que del hombre absorbía amor
para después dejarlo vacío.

La mujer tiene un secreto:
-regalo que le ha hecho Venus-
un diamante de la Luna
tiene por corazón;
canela su piel;
observa, hechiza y es cruel;
su sonrisa es miel y hiel.

Cuando aparta a su víctima
despierta en él su ego herido
y a pesar del encanto
carga con todas las maldiciones
pero amor herido aún es amor
por eso vive.

Le han prometido las estrellas
-que ya tiene-
la luna, que en sueños posee.

Le han prometido...

Princesa encantada o bruja hermosa,
hechiza al hombre con frialdad
lo congela y lo estrella
convirtiendo su corazón
en un niño frágil.

Ahora no encuentra calor
en brazos algunos,
de él derrite su mirada
bebe su amor honesto
o su desamor
a veces sólo su lujuria,
esto le place a la bruja
pues la crece ante el deforme espejo
de su realidad.

Hechicera hermosa,
prisionera del miedo,
no entiende lo sublime
del verdadero amor.

Ha llorado,
pero jamás ha perdido
y espera, sin prisa
bebiendo del hombre-niño sus penas,
amando a cada uno por instantes.

Así sigue hasta el día de hoy,
esperando al hechicero que rompa el encanto.

Wednesday

Karma.

Ayer he soñado algo terrible
que me ha hecho despertar
con palpitaciones bruscas
y por eso decidí
no hablarle más.

Soñé que usted era ajeno,
que alguien más lo amaba mucho más que yo,
desperté sabiendo que eso es cierto,
por eso le dejaré el día de hoy.

Sin embargo, le tengo miedo
porque me ha enamorado como a una chiquilla,
que un juguete nuevo,
no le puede durar mucho entre las manos.

Sólo he necesitado unos segundos
para encontrarme en sus ojos
pero no son un espejo
me asusta pensar que somos uno.

Estoy enamorada de usted
porque hace felices mis días
largas mis noches
pero es no es suficiente para el amor,
y he decido dejarlo.

Si me siente y me comprende
no me cuestione,
mis respuestas
siempre las encuentro en su sonrisa.

Se justifica con su ironía y su inteligencia,
pidiéndome alejar mis complejos
me hace evidentes los suyos
pero no lo amo, porque cuando descubrí su grandeza
encontré su debilidad.

Es usted un hombre y un niño,
adorable por su entrega,
temible por su frialdad
y lo que yo amo es la nobleza
que usted no es capaz de dar.

Tal vez describiéndolo
encuentre mucho de mí
y por eso nos desesperamos
tratando de forzar lo que no es.

Estoy enamorada de usted
pero confío en su promesa
de algún día poder olvidarle.

Beso su recuerdo
y respiro mi piel
que no deja ir su aroma;
será cuestión de tiempo
usted me lo prometió.

Yo le prometo
liberarlo de mi corazón
tan pronto esta lluvia en mis ojos termine
y el dolor del momento desvanezca.

Usted me ha amado
con sus ojos, su piel y sus labios
con sus palabras
y sus escasos silencios
con lo que dice cuando no me entiende
o cuando sonríe porque me incomoda
me ama cuando sus manos entre las mías
me piden que no le diga más.

Pronto seremos extraños
y el círculo de nuestro destino
girará apartándonos,
dibujando una historia distinta para los dos.

Antes del olvido,
antes de ser extraños,
nunca dude que estoy enamorada
porque no existe suspiro más profundo
que el que hoy me inspira usted
que extrañarlo, amarlo, necesitarlo,
duele.

Usted me duele
a pesar de encontrar tantos motivos
para no soportarlo.

Perdone
si no he pensado en lo que siente
pero usted me hizo una chiquilla malcriada
a la que le ha prometido
no permanecer.

Saturday

Canción de cuna

¿Es grande el mundo? -Es grande. Del tamaño del miedo.
¿Es largo el tiempo? -Es largo. Largo como el olvido.
¿Es profunda la mar? -Pregúntaselo al náufrago.

(El Tentador sonríe. Me acaricia el cabello
y me dice que duerma.)

-Rosario Castellanos.

Ajedrez

Porque éramos amigos y, a ratos, nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.

Pusimos un tablero enfrente de nosotros:
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.

Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.

Henos aquí hace un siglo, sentados, meditando
Encarnizadamente
cómo dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.

-Rosario Castellanos.