Magia.

Ella y él, se aman con ternura.

Miedo.

Tengo tanto miedo de que me faltes, que un día te sobre valor y dejes de existir, que por eso grito sin voz mi lucha por la templanza, porque la templanza no muere, ella vive y deja vivir. Hoy que te cuidan desde el Cielo, seco las lágrimas defensivas y empiezo una lucha diferente.

Él

Que bello sería que buscando la templanza, encontrara el amor. El amor, la búsqueda más compleja de todas mis vidas.

Como te dije ese día, también perdiendo se gana.

Durante mi ceguera, sabías que el bastón que utilizaba era una serpiente y que tarde o temprano despertaría para morder, creo que lo advertí alguna vez en tus suspiros, en tu mirada desorbitada cuando acariciabas tu corazón recordando esa vez que a ti te envenenó. La diferencia es que jamás amé a la serpiente, con paciencia le hice morderse la cola y con humildad sabrás que a quien amé fue a ti. Sabrás la estrategia mental para manipular voluntades, pero no es amor sino muerte lo que tu haces, te advierto. Esa es la razón presente de tu guerra y la fortaleza de mi eterna paz.

Verdad número seis.

Gané contigo una canción, una mirada, una sonrisa y una posibilidad.

Gracias hombre-motocicleta.

No sé del dolor pero caí y me lavantaste no sé de la soledad pero perdí y me encontraste no sé del odio pero amé y me devolviste la paz Y sanaste y me sanaste. Gracias.

Eternidad.

No imaginé encontrar en su mirada, la inspiración. De esas inspiraciones que duran tres o cuatro eternidades.