Monday

Apuesta tonta.

Jugaba a que nada tenía que perder, jugaba con los yunques apostando mi alma, jugaba a que salvaba mi alma de mi. Entre tanto juego, soñé que desde su caverna, Platón me gritaba que no acuda a la boca del lobo: ¡Detente, ya conociste el Sol!, ¿Para qué regresarás a las sombras? Sabes bien, que son una ilusión. Justo esa mañana perdí, la robaron los yunques con cobardía y violencia, fracturaron una parte de mi. Con paciencia regresé a la caverna, burlé con dificultad sus afectos, con un poco de buena fortuna y unos cuantos hechizos les robé lo que me pertenecía y jamás debí apostar.