Thursday

Un amor que fue robado.

Así empieza el final de la historia que escuché el día de hoy, lo comparto.

-Niña, te han robado un amor, el primero y no te has podido recuperar.

Creí que lo sabía, como siempre lo hago; pero esta vez estoy segura que robaron su mirada, su fortaleza y su protección que será devuelta en los tiempos de Dios. Mientras tanto, te contaré que no existe diferencia entre día y noche, con la verdad en la mano, sin él no encuentro Belleza. Pensé que el instante perfecto era eterno; sin embargo, no ha sido así. La historia del amor que me robaron empezó con el juramento más honesto de dos que se aman: el que se da en silencio. El momento de la despedida, debí sospechar que sería el último; a escasos metros de él, observé como el miedo habitó mi cuerpo por su partida, debí intuirlo y jamás dejarlo ir, pero no lo seguí. Pero quien me ha robado sabe perfectamente que podrá tener su envoltura pero no existe poder que obligue a sus ojos a mirar como me mira, jamás inspirará en él, aquello que es auténtico y verdadero, porque el amor ajeno, el amor que no pertenece, no da frutos, no da vida, no es amor. Por mi parte, esperaré hasta el día que él regrese por mi –así será-, entonces nada separará lo que ya estaba escrito para estar unido.

Todo eso pensé cuando Hermana Centella me decía:

-Niña, te han robado un amor, el primero y no te has podido recuperar.

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