Wednesday

Monstruos.

Los dos teníamos 16 años y lo recuerdo víctima de un accidente que él no provocó. Cuando lo vi en el suelo, casi muerto, imaginé por primera vez a Dios y con intensa fe elaboré una ingenua oración por él. Él eso no lo supo y años después me manipuló con una, con una sola mano. Me preguntó lleno de resentimiento, si veía en él un monstruo, me llené de terror. Los monstruos sólo se ven con los ojos cerrados -pensaba en silencio- mientras el me decía que me amaba como ama la araña a la mosca, sin compasión.